Hasta los años setenta el municipio fue incrementando su número de vecinos, que después se redujo como consecuencia de la emigración.
Sin embargo, como este éxodo fue más tardío no pudo impactar sobre la demografía como había hecho ya en otros muchos municipios de la región. De ahí que en el período 1970-1991 sólo se computase la pérdida del 29 por 100 de los vecinos.
En los últimos años vuelve a recuperarse el municipio motivado por el regreso de los antiguos emigrantes jubilados, que está amortiguando eventualmente la ausencia de relevo generacional.
La emigración es la responsable de un pequeño envejecimiento en esta población (15,93 por 100 son ancianos) y en el quinquenio 1991-1996, un crecimiento vegetativo negativo (-6,5 por 1.000 anual), fruto de una baja tasa de natalidad (4,1 ‰ anual) y una alta mortalidad que tenderá a crecer en muy poco tiempo (10,6 ‰ anual).