Las pruebas de presencia humana más antiguas del actual territorio de Extremadura datan del periodo Paleolítico Inferior. En los yacimientos —en su mayoría superficiales— se han hallado herramientas toscas de cuarcita y, en menor medida, de granito, pero no se han encontrado restos de cadáveres humanos.
La técnica usada para construir las herramientas consistía en golpear la piedra con un percutor de piedra o cuerna hasta conseguir filos, puntas, muescas, hachas, picos...
Los restos más antiguos se corresponden con la fase media del periodo Achelense (hace unos 700000 años).
Los yacimientos más antiguos están cerca de donde hay piedra adecuada para tallar y construir, pues, las herramientas y útiles. Además se encuentran cerca de los ríos y de los grandes afluentes. Las áreas de más concentración de yacimientos del periodo Achelense son: alrededores de Mérida (río Guadiana), río Zújar, pantano de Valdecañas, río Alagón, Jerte y El Sartalejo.
Los instrumentos más destacados de esta época son el bifaz, el hendedor y el pico triédrico.
Entre los pueblos prerromanos más importantes que habitaron Extremadura se encontraron los Vettones (Vettoni), que habitaron las actuales provincias de Cáceres (norte) y Salamanca, la provincia de Ávila y parte de la de Toledo. Los lusitanos (Lusitani),(los más arquetípicos de Extremadura), que se extendían por casi la totalidad de la actual Extremadura y centro de Portugal, pueblos pastores dedicado al pillaje y la guerra, cabe destacar la imagen del líder lusitano Viriato y la resistencia férrea frente a los romanos. Situados al sur, próximos al Guadalquivir, se encontraban los célticos (Celtici), eran principalmente urbanos y ofrecieron poca resistencia a las tropas romanas, por lo que no fueron obstáculo para el avance de extremadura.